sábado, 31 de mayo de 2008

II

Calles, acantilados
Un sueño a la deriva
Casas y rostros anónimos
Soledad, presagio

Busco una dirección
Pero sólo encuentro flechas
Señales equívocas
Letreros oxidados

Me castiga el sol del mediodía
Pero es otro el canto, es otra la tristeza

Gritos, anuncios, bocinas
Pero jamás hay música

Sólo queda sentarse
Detenerse, dejar que los otros envejezcan,
Dejar que los otros ignoren la belleza,
Dejar que los otros suden, compitan, se agredan

Quiero ser feliz, y eso me basta

Y sé que muchos quieren ser felices

Por eso me gusta el río, ajeno a los motores
Por eso me gustan los jardines que colorean el pavimento

Alguna vez lloré, pero no fue suficiente
Alguna vez alcé mi voz, pero sólo obtuve más violencia

Sólo quiero hallar
Una vida en paz.

David Alberto Campos V, Plenitud, 2008

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