Calles, acantilados
Un sueño a la deriva
Casas y rostros anónimos
Soledad, presagio
Busco una dirección
Pero sólo encuentro flechas
Señales equívocas
Letreros oxidados
Me castiga el sol del mediodía
Pero es otro el canto, es otra la tristeza
Gritos, anuncios, bocinas
Pero jamás hay música
Sólo queda sentarse
Detenerse, dejar que los otros envejezcan,
Dejar que los otros ignoren la belleza,
Dejar que los otros suden, compitan, se agredan
Quiero ser feliz, y eso me basta
Y sé que muchos quieren ser felices
Por eso me gusta el río, ajeno a los motores
Por eso me gustan los jardines que colorean el pavimento
Alguna vez lloré, pero no fue suficiente
Alguna vez alcé mi voz, pero sólo obtuve más violencia
Sólo quiero hallar
Una vida en paz.
David Alberto Campos V, Plenitud, 2008
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