Atrás quedaron
Aventuras, desengaño
Trenes, tormentas
Juego y mascarada
Primero no creía en el amor
Luego opté por ridiculizarlo:
Me preocupaba la estupidez de mis amigos, ese trance en el que parecían perderse, esa postura de títeres sin cerebro...
Luego entendí (creí entender) que el amor no existía, pero se podía hacer
Ahora veo, ahora entiendo
Y amo, amo, amo
Y es mi vida de amor destello
Pero no, no el triste amor de los balcones
Donde se ofrenda lujuria y desenfreno;
Tampoco el amor limitado de los que no conocen
Mucho menos el discreto, bizarro amor de los burgueses
Ni el perverso carnaval de los neuróticos...
Atrás quedaron
La fatuidad, la hipocresía de la época
El frío otoñal de las formalidades
Amo la música, porque es alimento
Y amo el amor que es humano paraíso,
El amor del que hablan poetas y teólogos
Libre ya
Del fino entramado de mentiras
De las amantes esporádicas
De las posesivas duraderas
Voy bien, sin cadenas
Insultos y rechiflas: no me importan
Tampoco me importan los sermones
Ni las coerciones religiosas
Atrás quedaron
Aventuras, desengaño
Trenes, tormentas
Juego y mascarada
Ahora se preocupan mis amigos, con sus mujeres voluptuosas, vampirescas
Ahora se preocupan mis amigas, con sus hombres opulentos, arrogantes
Y creen que no creo en el amor...
Pero ellos se engañan
Se hieren, se ignoran, se ultrajan
Y creen que aman
Así como dicen amar al prójimo
Maldicen al pordiosero
Así como dicen amar la vida
Visten pieles, secan ríos, talan bosques y hacen bellas casas
Y me preguntan, angustiados: <<¿Por qué no amas?>>
Pero ya lo dije, no me importa
No me importa el caudal de las calumnias
Ni la reprobación (oculta envidia)
Atrás quedaron
El juego de intereses
Los préstamos, las transacciones
El falso amor de las mayorías...
Mis amigos, mis amigas: actores consumados, seductores, egoístas
Pero no: yo soy “el malo”, porque soy político
Mis amigas, mis amigos: infieles, desleales, descarados
Pero no: yo soy “el malo”, porque no uso antifaces
En todo caso, ¿qué sabrá de amor quien se emborracha
Y amanece inmerso en polvo, besando un rostro anónimo?
Gracias a Dios, soy poeta.
David Alberto Campos V, Plenitud, 2008
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